CULTURA AFRICANA EN CUBA
LOS YORUBAS
Los yorubas son un gran grupo etnolingüïstico del oeste africano y
constituyen aproximadamente el treinta por ciento de la población de Nigeria.
Según los investigadores se establecieron en ese territorio entre los siglos
VIII y XII y su fundador fue Oduduwa que era de origen árabe. Se lo considera
como el creador del gobierno moderno y de las instituciones y organizaciones
que hicieron famoso a este pueblo.
Los yorubas eran los africanos más urbanizados del tiempo precolonial. A
diferencia de la mayoría de los pueblos africanos que eran mayoritariamente
campesinos, muchos yorubas vivían en ciudades que siguen siendo importantes en la Nigeria
actual. El reino de Oyo es uno de ellos.
A partir de los siglos XV y XVI, Oyo se convirtió en un imperio de gran
desarrollo y de gran poder sobre el resto de los pueblos a su alrededor. La
zona del imperio era extensa y central y, por eso, el imperio podía controlar
la vida y el desarrollo de otros pueblos. En esa época, la lengua yoruba
funcionaba como lengua oficial en gran parte de África occidental: era la
lengua del comercio, del gobierno, de la religión y de la vida social. Su
capital, Ilé-Ifé, era conocida por sus obras de arte, especialmente
escultórico, y por su religiosidad.
Los yorubas consideraban a la religión como un vehículo mediante el cual la
tierra y el cielo se podían relacionar. Como muchas otras culturas, reconocían a un ser supremo, un creador que se
llamaba Olodumaré y dioses intermedios que eran llamados Orichas. Estos últimos
eran de rasgos humanos y los esclavos los identificaban con los santos
católicos (santería).
Según su visión, la creación del mundo tuvo lugar en esa ciudad. Pensaban
que el amanecer se vio por primera vez en Ilé- Ifé que era el núcleo de todo el
universo, la casa de los dioses y de los espíritus misteriosos.
Se estima que entre 1521 y 1870 llegaron a Cuba más de un millón de
esclavos africanos, mayoritariamente
yorubas, que ejercieron una gran influencia en la cultura cubana: en la danza,
en la música, en los instrumentos musicales, en el español hablado por los
cubanos, en la literatura, en la comida, en la religiosidad.
NICOLÁS GUILLÉN
(Camagüey, 1902 – La
Habana,1989)
Fue un representante de la cultura yoruba en Cuba. Por su obra, ligada a las tradiciones afrocubanas, es
considerado el máximo representante de la llamada poesía negra centroamericana. En su ciudad natal trabajó como
tipógrafo y se dedicó al periodismo en la redacción del periódico El Camagüeyano, en cuyas páginas inició
también su actividad literaria.
Hijo de padres mulatos, representó como nadie el mestizaje blanquinegro que
es el origen de la cubanidad. Con un peculiar sentido rítmico hizo sentir la
dura opresión y servidumbre sufrida por el pueblo. En sus comienzos lo caracterizó el uso de
fonética africana que mas tarde abandonó para desmarcarse de la tradición oral
folclórica.
Entre sus obras, desde 1930, figuran: Motivos
del son, Sóngoro Cosongo, West Indies Limited,
Cantos para soldados y sones para turistas, Poemas en cuatro angustias y una
esperanza, El son entero. Por el mar de las Antillas anda un barco de papel
y otras.
El poema que transcribo a continuación Balada
de los dos abuelos, pertenece a West
Indies Ltd. (1934).
BALADA DE LOS DOS ABUELOS
Sombras que solo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Lanza con punta de hueso,
tambor de cuero y madera:
mi abuelo negro.
gorguera en el cuello ancho,
gris armadura guerrera:
mi abuelo blanco.
África de selvas húmedas
y de gordos gongos sordos…
- ¡Me
muero!
(Dice mi abuelo negro).
Aguaprieta de caimanes,
verdes mañanas de cocos…
- ¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco).
¡Oh velas de amargo viento,
galeón ardiendo en oro…
-¡Me muero!
(Dice mi abuelo negro).
¡Oh costas de cuello virgen
engañadas de abalorios…
-¡Me canso!
(Dice mi abuelo blanco).
¡Oh puro sol repujado,
preso en el aro del trópico;
oh luna redonda y limpia
sobre el sueño de los monos!
¡Qué de barcos, qué de barcos!
¡Qué de negros, qué de negros!
¡Qué largo fulgor de cañas!
¡Qué látigo el del negrero!
Piedra de llanto y de sangre,
venas y ojos entreabiertos,
y madrugadas vacías,
y atardeceres de ingenio,
y una gran voz, fuerte voz
despedazando el silencio.
¡Qué de barcos, qué de barcos,
qué de negros!
Sombras que solo yo veo,
me escoltan mis dos abuelos.
Don Federico me grita,
y Taita Facundo calla;
los dos en la noche sueñan,
y andan, andan.
yo los junto.
-
¡Federico!
-
¡Facundo!
Los dos se abrazan.
Los dos suspiran. Los dos
las fuertes cabezas alzan;
los dos del mismo tamaño,
bajo las estrellas altas;
los dos del mismo tamaño,
ansia negra y ansia blanca;
los dos del mismo tamaño
gritan, sueñan, lloran, cantan.
Sueñan, lloran, cantan.
Lloran, cantan.
¡Cantan!
Gracias por publicar a Nicolás Guillén, y esta magnífica introducción acerca de los yorubas. Lo disfruté muchísimo.
ResponderEliminarGracias, Irene, por alentarme de esta manera a continuar con el blog que no tiene por finalidad promocionarme sino compartir otros autores u otros aspectos de la cultura.
ResponderEliminar¡Qué interesante artículo, Elsita! Así es, aún hoy el espíritu de Guillén danza con los Orishas por cada senda cubana recordando sus orígenes.
ResponderEliminarFelicitaciones Elsa, hermoso y sentido todo lo publicado.
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